Síndrome de fatiga crónica: Síntomas, diagnóstico y terapia

17/8/2023 Disclaimer
Este artículo es meramente informativo, no pretendemos remplazar ninguna asesoría médica.

Si alguien se siente permanentemente agotado y le cuesta levantarse para hacer cualquier cosa, es posible que padezca el síndrome de fatiga crónica. Aquí encontrará más información sobre el síndrome de fatiga crónica, sus síntomas y su tratamiento.

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Síndrome de fatiga crónica: ¿Qué es?

El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad neuroinmunológica grave. También se conoce como síndrome de fatiga crónica, síndrome de cansancio crónico y síndrome de fatiga crónica (SFC). También se suele utilizar el término encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC).

En el pasado, los médicos pensaban que el síndrome de fatiga crónica era una enfermedad mental. Entretanto, la enfermedad se ha investigado mejor; ahora se sabe que es una enfermedad multisistémica que afecta principalmente al sistema inmunitario, al sistema nervioso y al equilibrio hormonal. La enfermedad se caracteriza por un agotamiento masivo y crónico, pero va acompañada de dolencias multisistémicas que perjudican gravemente el bienestar general.

El término síndrome de fatiga crónica no está exento de polémica. Por ejemplo, se critica el hecho de que, aunque el agotamiento es un síntoma característico del síndrome de fatiga crónica, no es ni mucho menos el único. Otros críticos opinan que el término suena trivializador porque no deja suficientemente claro hasta qué punto la vida cotidiana de los afectados se ve perturbada por su enfermedad.

La enfermedad afecta más a menudo a personas jóvenes, de entre 30 y 35 años. Los síntomas pueden durar meses o años, hasta que a veces se produce una mejoría espontánea. En muchos casos, no está claro si la mejoría es el resultado del tratamiento puramente sintomático aplicado hasta el momento o si también se produciría de forma independiente.

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Síndrome de fatiga: Síntomas de la enfermedad

El rasgo característico del síndrome de fatiga crónica es un agotamiento plomizo, que perjudica de forma permanente y masiva la vida cotidiana de los afectados. En hasta un diez por ciento de los afectados, la restricción causada por el SFC es tan grande que apenas pueden levantarse de la cama. Lo típico es una fatiga persistente y severa, que puede hacerse notar no solo física, sino también mentalmente. Los afectados apenas pueden trabajar bajo presión. Si se esfuerzan, los síntomas pueden empeorar.

El síndrome de fatiga suele conllevar trastornos cognitivos pronunciados, así como dolor, que puede manifestarse en forma de dolores musculares o cefaleas, por ejemplo. Las disfunciones de los órganos también suelen acompañar al síndrome de fatiga crónica, y el sueño de los afectados suele verse perturbado.

Entre los numerosos síntomas que pueden aparecer en el contexto del síndrome de fatiga crónica se incluyen:

  • Dolor (como dolor muscular, dolor de cabeza, dolor de garganta, dolor en las extremidades)
  • Fiebre
  • Ganglios linfáticos inflamados
  • Inflamación de amígdalas
  • Problemas de concentración
  • Deterioro de la memoria
  • Mareos
  • Debilidad
  • Falta de aliento
  • Disfunción intestinal
  • Náuseas
  • Dolor de estómago
  • Tensiones
  • Menor resistencia
  • Cambios de humor
  • Ataques de pánico

En la mayoría de los casos, la enfermedad aparece muy repentinamente. También hay casos en los que el curso es gradual. En este caso, la gravedad de los síntomas aumenta a lo largo de un periodo de tiempo más prolongado.

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Criterios para el diagnóstico del síndrome de fatiga

El síndrome de fatiga crónica lo diagnostica un médico. Para ello, primero hay que descartar otras posibles enfermedades. Para ello es necesario realizar exámenes físicos exhaustivos y pruebas de laboratorio. También pueden utilizarse procedimientos de diagnóstico por imagen, como ecografías.

Para el diagnóstico pueden utilizarse los llamados criterios de consenso canadienses. Según estos criterios, los afectados deben haber tenido los siguientes síntomas durante al menos seis meses para que el SFC se considere un diagnóstico:

Las personas afectadas deben sufrir agotamiento físico y/o mental recurrente
El estrés debe agravar los síntomas, a menudo acompañados de una larga secuela
Las personas afectadas deben sufrir trastornos del sueño
Las personas afectadas deben estar sufriendo

Según los Criterios de Consenso Canadienses, el síndrome de fatiga crónica sólo puede diagnosticarse si también se presentan al menos dos síntomas neurológicos o cognitivos. Estos pueden ser, por ejemplo, trastornos de la concentración o alteraciones de los movimientos. También se requiere al menos un síntoma de al menos dos de estas categorías:

Manifestaciones inmunológicas (por ejemplo, síntomas gripales, dolor de garganta)
Manifestaciones autonómicas (por ejemplo, náuseas, mareos, arritmias cardíacas).
Manifestaciones neuroendocrinas (por ejemplo, baja temperatura corporal, alteraciones del apetito, fluctuaciones de peso).
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Diferencia con otras enfermedades

Además del síndrome de fatiga crónica, hay otras enfermedades que pueden asociarse a la fatiga crónica. Un ejemplo es el síndrome de burnout. El burnout también se caracteriza por un profundo agotamiento y, al igual que en el síndrome de fatiga crónica, la vida de las personas afectadas se ve muy alterada por la enfermedad. Los síntomas típicos del síndrome de fatiga crónica también pueden aparecer con el burnout, por ejemplo depresión, cambios de humor, trastornos de la concentración o trastornos del sueño.

El burnout y el síndrome de fatiga pueden ser similares en cuanto a ciertos síntomas, pero son enfermedades fundamentalmente diferentes. Las dos enfermedades tienen causas diferentes, y las opciones de tratamiento también difieren. El agotamiento suele ser consecuencia directa del estilo de vida y del exceso de estrés, lo que no ocurre con el síndrome de fatiga crónica. Sin embargo, como el síndrome de fatiga crónica es menos conocido que el burnout, puede diagnosticarse erróneamente como burnout.

Parecido pero diferente del síndrome de fatiga crónica es el síndrome de fatiga, que puede acompañar a enfermedades graves como el cáncer. Como en el caso del SFC, los afectados sufren un agotamiento mórbido, pero éste está directamente relacionado con la enfermedad subyacente. Sin ella, el agotamiento también habría desaparecido.

El síndrome de fatiga crónica también debe distinguirse del agotamiento, que no está relacionado ni con el agotamiento ni con una enfermedad subyacente grave. El agotamiento puede estar causado, por ejemplo, por una disfunción tiroidea o una carencia de hierro. 

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Cómo puede desarrollarse el síndrome de fatiga crónicaCausas

¿Qué puede causar el síndrome de fatiga crónica? Las causas de la enfermedad aún no se conocen del todo. Los expertos sospechan que existe una relación con infecciones víricas anteriores. Las personas infectadas en el pasado por el virus de Epstein-Barr o la enfermedad de Lyme, enfermedades víricas como el dengue, el covid-19 o infecciones similares a la gripe pueden desarrollar el síndrome de fatiga crónica al cabo de cierto tiempo. También se han observado casos en los que la enfermedad apareció por primera vez tras un embarazo, una operación o una lesión grave.

Se cree que el síndrome de fatiga crónica es una enfermedad autoinmune en la que las células inmunitarias se vuelven contra el organismo. Esto va acompañado de una alteración del metabolismo energético. Los investigadores sospechan que puede existir una predisposición genética que hace más probable la aparición del SFC. Sin embargo, los marcadores genéticos implicados no se han aclarado en detalle. Cuando se produce el síndrome de fatiga, no es tanto el virus causante en sí el que provoca la enfermedad. Más bien es el sistema inmunitario el que ha sido activado por el virus y ya no es capaz de autorregularse adecuadamente.

Los expertos sospechan que en el desarrollo del síndrome de fatiga intervienen diversos aspectos. Por ejemplo, alguien podría ser susceptible de padecer síndrome de fatiga crónica debido a una infección previa y a una predisposición genética. Pero la aparición real de la enfermedad también puede depender del estilo y las condiciones de vida. Por tanto, las enfermedades preexistentes que debilitan el organismo, el estrés, el sufrimiento psicológico, los accidentes, las operaciones o la depresión, pero también las infecciones renovadas, podrían favorecer el desarrollo del síndrome de fatiga crónica. 

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Síndrome de fatiga crónicaTratamiento

Más importante para los afectados que la cuestión de qué puede causar el síndrome de fatiga crónica es la de cómo tratarlo. Hasta ahora no existe una terapia generalmente reconocida para el síndrome de fatiga. Dado que se sabe muy poco sobre la enfermedad, no es posible un tratamiento causal. El síndrome de fatiga crónica sólo puede tratarse sintomáticamente, lo que, no obstante, puede mejorar la calidad de vida de los afectados, en algunos casos enormemente.

Por regla general, los afectados son tratados con medicación, por ejemplo, en forma de analgésicos, antidepresivos para estados de ánimo depresivos o antibióticos si hay infecciones bacterianas crónicas. La terapia farmacológica de un síndrome de agotamiento se complementa con terapias y el desarrollo de estrategias individuales para reducir las molestias de los afectados. Dependiendo de los síntomas, las técnicas de relajación o la terapia conductual pueden ser útiles para ayudar a las personas que padecen la enfermedad a volver a ser capaces de hacer más cosas en la vida cotidiana.

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El esfuerzo puede empeorar los síntomas

A diferencia del burnout y de muchas otras enfermedades, el esfuerzo físico no ayuda con el síndrome de fatiga crónica. Al contrario: con el SFC, el esfuerzo, incluso mental, es contraproducente y puede empeorar mucho los síntomas. Por lo tanto, es aún más importante que los afectados aprendan a gestionar su energía y a organizar su vida cotidiana de forma que se sienten las bases para una mejora de los síntomas. Esto puede significar, por ejemplo, seguir una dieta más sana, reducir el estrés o garantizar una rutina diaria regular.

La rehabilitación también puede ser útil si alguien padece síndrome de fatiga crónica. Por regla general, se utilizan diversos enfoques terapéuticos para ayudar a los afectados a conseguir una mejor calidad de vida. En la rehabilitación, por ejemplo, se puede recurrir a la terapia de grupo y a la terapia individual, así como a la terapia ocupacional, la fisioterapia o la terapia creativa. Los afectados también tienen la oportunidad de unirse a un grupo de autoayuda.

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¿Tiene cura el síndrome de fatiga crónica?

El síndrome de fatiga crónica aún no tiene cura, lo que se debe a que se sabe muy poco sobre la enfermedad. Según los expertos, la mejoría espontánea sólo se produce en un cinco a un diez por ciento de los casos.

Es de esperar que en el futuro se siga investigando en este campo. Los expertos creen que un mejor conocimiento de las causas y mecanismos del síndrome de fatiga ayudaría a desarrollar fármacos adecuados. La pandemia de Corona podría estimular el desarrollo: La enfermedad de Covid también puede provocar el síndrome de fatiga crónica.

Una proporción no despreciable de las personas que contraen covid-19 desarrollan covid largo, que se caracteriza por el agotamiento. Esto puede conducir al desarrollo del síndrome de fatiga crónica postinfecciosa, con su variado cuadro sintomático. Debido a la conexión con el coronavirus, el síndrome de fatiga se ha hecho más conocido y se ha convertido en el centro de atención de más médicos y científicos.

Luisa Sanchez
Luisa Sanchez

Profesional dedicada, comprometida y apasionada que se enorgullece de ayudar a las personas a alcanzar sus objetivos profesionales y abrir nuevas oportunidades en el competitivo mundo laboral de hoy en día.

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