7 ocasiones en las que merece la pena recurrir a un asesor para entrevistas

¿Le hacen sudar las entrevistas? Estas son siete ocasiones en las que un tutor para entrevistas puede ayudarte.

Entras en una entrevista y, de repente, empiezas a sudar.

No estás solo. Por mucha experiencia que tengas, las entrevistas de trabajo pueden ser bastante estresantes. No sólo vas a conocer a alguien nuevo, sino que también tienes que «hablarme de ti», buscar en lo más profundo de tu mente esas preguntas del tipo «recuerda un momento en el que…», y presumir de la humildad justa para causar una impresión duradera. Ah, y el trabajo de tus sueños y tu medio de vida están en juego. No es para tanto, ¿verdad?

En realidad, es algo muy importante y tienes que prepararte, y no, eso no significa obligar a tu pareja a hacer de entrevistador. En lugar de eso, es hora de recurrir al coaching para entrevistas.

El coaching para entrevistas le ayudará a aliviar algunos de esos nervios que le hacen sudar la gota gorda. Participarás en un simulacro de entrevista y recibirás comentarios en tiempo real. ¿Necesita mejorar algo en particular? ¿Su lenguaje corporal? ¿Su conversación? ¿La confianza general? Las sesiones de coaching para entrevistas pueden ayudarle.

He aquí siete casos en los que el coaching para entrevistas puede dar buenos resultados:

1. Nunca pasas de la pantalla del teléfono

Las entrevistas telefónicas son la mejor primera impresión, pero también intimidan bastante. Si un seleccionador o un director de recursos humanos le llama de improviso, puede sentirse nervioso. Incluso si se trata de una cita programada, las pruebas de selección son angustiosas. Al fin y al cabo, estás intentando conquistar a un desconocido por teléfono.

Pero la cuestión es la siguiente: si no consigues pasar de la pantalla telefónica -la fase cero del proceso de entrevista de trabajo-, ni siquiera estás teniendo una oportunidad real. Ahí es donde puede ayudarte un tutor de entrevistas. Los preparadores para entrevistas te ayudarán a adquirir la confianza y las habilidades necesarias para seguir adelante.

2. No has dominado tu discurso de ascensor

Tanto si eres un profesional veterano con décadas de experiencia como si acabas de incorporarte al mundo laboral, elaborar tu discurso de ascensor es una tarea desalentadora. Cómo resumir todas tus experiencias, esperanzas y sueños en un discurso de 30 segundos?

Hora de chatear por vídeo con tu orientador profesional. Trabajará contigo para pulir y perfeccionar tu discurso de ascensor. Los solicitantes de empleo pueden utilizar este discurso durante años, en eventos de networking, durante las entrevistas telefónicas o incluso en su perfil de LinkedIn.

3. Tu mente se queda en blanco cuando oyes: «Háblame de una vez…».

Ah, la vieja entrevista conductual, uno de los estilos de entrevista más comunes. Durante una entrevista conductual, tendrás que pensar con los pies en la tierra. Tendrá que sacarse de la manga un montón de experiencias concretas. Y no solo eso, sino que también tendrás que relacionar esas experiencias con la pregunta y, al mismo tiempo, mostrar tus atributos y habilidades más positivos.

La clave es sentirse cómodo y confiado, que es exactamente lo que ocurrirá cuando dediques algún tiempo a repasar tus experiencias y practiques las respuestas a estas preguntas. No dudes en decirle a tu tutor que estas son las preguntas en las que quieres centrarte durante el simulacro de entrevista. Ellos pueden centrarse en ellas y ayudarte a practicar tus respuestas.

4. Has oído que la empresa tiene fama de hacer entrevistas estresantes

…yikes. Pero que no cunda el pánico.

El objetivo de una entrevista de estrés es poner a prueba la capacidad del candidato para trabajar bajo presión. Puede que le hagan preguntas intimidatorias (incluso agresivas), respuestas inesperadas e incluso acertijos imposibles de resolver.

Si se rumorea que la empresa en la que vas a realizar la entrevista se inclina por las entrevistas de estrés (consulta Glassdoor para obtener más información), te conviene practicar. Puedes informar a tu preparador de entrevistas de que quieres centrarte en este aspecto para que te plantee algunas preguntas difíciles y te sientas mejor preparado y más seguro.

5. Siempre eres el segundo mejor

Eso significa que no tienes problemas para llegar a la última ronda de entrevistas, pero luego nunca recibes una oferta. Te quedas preguntándote qué ha pasado y dónde has metido la pata. A veces también resulta incómodo pedir opiniones a un jefe de contratación, así que sigues adelante.

En lugar de no saber qué estás haciendo mal, ponte en contacto con un tutor de entrevistas. Al fin y al cabo, el objetivo de un simulacro de entrevista es que tu tutor te diga qué has hecho bien y cómo puedes mejorar. Te ofrecerá un feedback personalizado para que finalmente consigas que te contraten.

6. Te cuesta hablar de cosas triviales

Conversar con la familia y los amigos es una cosa, pero ¿con un desconocido? ¿Y con alguien que tiene tanto poder sobre tu próximo paso profesional? Es intimidante. De repente, te olvidas de cómo mantener una conversación normal sin hablar de tus gatos (o perros).

Si esto ocurre, probablemente se encuentre en medio de una entrevista no estructurada, en la que se pasa de una pregunta a otra de forma más orgánica. A veces, empezará a parecer más una conversación. Aun así, debes recordar que la conversación debe centrarse en ti, en el trabajo y en la empresa. En realidad, las entrevistas no estructuradas pueden convertirse en todo un ejercicio de equilibrismo.

Si necesitas practicar un poco, tu tutor te ayudará. Opta por un simulacro de entrevista no estructurada con tu tutor y participa en una entrevista más informal y conversacional. Podrás practicar tu charla sin dejar de exponer tus principales argumentos de venta.

7. Tropiezas en las negociaciones salariales

…o no negocias nada.

Enhorabuena. Has recibido una oferta de trabajo, pero no estás muy contento con el sueldo. O puede que le parezca bien, pero en el fondo sabe que debería pedir más. Al fin y al cabo, hoy en día las empresas casi siempre esperan negociaciones salariales.

Si quieres practicar tus dotes de negociación, o incluso averiguar por dónde empezar y qué frases clave deberías utilizar, pregunta a tu tutor de entrevistas. Después de obtener algunos consejos y trucos, practique. Tu tutor está ahí para ayudarte.

Cuando recibas asesoramiento profesional, la próxima vez que vayas a una entrevista no tendrás que echarte tanto desodorante. En lugar de eso, entrarás en la sala con más confianza, por muy difíciles que sean las preguntas.

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